/ viernes 24 de noviembre de 2017

Schulz aceptó negociar una gran coalición con Merkel, pero la solución aún está lejos

Desde el fracaso de las negociaciones que mantenía Merkel con el partido liberal FPD y los Verdes, que se rompieron en la madrugada del lunes, la única posibilidad de evitar un regreso a las urnas consistía en reeditar la gran coalición que gobernó el país de 1966 a 1969

PARIS, Francia – El líder socialdemócrata Martin Schulz abandonó su intransigencia y aceptó acudir el jueves próximo con la canciller Angela Merkel a entrevistarse con el presidente Walter Steinmeier para negociar una nueva Grosse Koalition con la democracia cristiana que permita salir de la crisis institucional que atraviesa el país desde hace dos meses.

  

A la reunión en el palacio presidencial de Bellevue asistirá igualmente Horst Seehofer, número uno de la Unión Social Cristiana (CSU), la aliada bávara de la CDU de Merkel.

  

Desde el fracaso de las negociaciones que mantenía Merkel con el partido liberal FPD y los Verdes, que se rompieron en la madrugada del lunes, la única posibilidad de evitar un regreso a las urnas consistía en reeditar la gran coalición que gobernó el país de 1966 a 1969, entre 2005 y 2009, y luego entre 2013 y 2017.

  

No fue fácil para Schulz renegar los juramentos y promesas que venía formulando desde las elecciones del 24 de septiembre pasado. Sometido desde hace varios días a una intensa presión dentro de su partido, Schulz cedió primero ante la eficaz mediación del presidente Steinmeier, también socialdemócrata, quien durante cuatro horas apeló a su “patriotismo” y a la “responsabilidad” del PSD para hacerlo cambiar de opinión.

  

Luego, la dirección del partido debatió durante ocho horas  —hasta bien avanzada la madrugada—  para decidir si abandonaba sus reservas y aceptaba una negociación con Merkel. El partido “no puede comportarse como un niño caprichoso”, sostuvo el ministro de Justicia, Heiko Maas, miembro influyente de la dirección del SPD.

  

La salida de crisis tampoco será inmediata porque las negociaciones con la alianza CDI-CSU de Merkel serán sin duda largas y difíciles, pues el SPD no está dispuesto a integrar la coalición a cualquier precio. En primer lugar porque está en juego la supervivencia de Schulz como líder del partido. Varios dirigentes cuestionaron su liderazgo durante la agitada reunión del jueves por la noche en la sede del SPD. En el desangelado edificio de la Willy Brandt Haus, en el 140 de la Wilhelmstrasse, de Berlín, algunos dirigentes incluso evocaron abiertamente la hipótesis de una “gran coalición con o sin Schulz.

 

En segundo lugar, Schulz y una corriente importante del partido están dispuestos a participar en el gobierno, pero con un programa de gobierno que incluya medidas sociales profundas, como el aumento de los salarios más rezagados, un ajuste del salario mínimo, el abandono de los mini-jobs, la reforma del sistema de seguro de desempleo, un plan de construcción de viviendas para estudiantes y empleados de bajos recursos, y una política más efectiva de defensa del medio ambiente, incluyendo un rápido abandono del carbón como fuente de energía.

  

Algunos líderes socialdemócratas, como el ambicioso ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, insinuaron el paso atrás de ambos líderes. Pero la democracia cristiana hizo saber rápidamente que “Merkel es intocable”.

  

Las discusiones concretas sobre un programa de gobierno no podrán comenzar hasta principios de diciembre y, teniendo en cuenta las fiestas, es posible que prosigan hasta fin de enero. Pero ahí no terminará el suspenso, pues Schulz anunció que convocará una votación interna del SPD para que los militantes decidan si están dispuestos a sellar de nuevo una Grosse Koalition con el bloque conservador de Angela Merkel.

PARIS, Francia – El líder socialdemócrata Martin Schulz abandonó su intransigencia y aceptó acudir el jueves próximo con la canciller Angela Merkel a entrevistarse con el presidente Walter Steinmeier para negociar una nueva Grosse Koalition con la democracia cristiana que permita salir de la crisis institucional que atraviesa el país desde hace dos meses.

  

A la reunión en el palacio presidencial de Bellevue asistirá igualmente Horst Seehofer, número uno de la Unión Social Cristiana (CSU), la aliada bávara de la CDU de Merkel.

  

Desde el fracaso de las negociaciones que mantenía Merkel con el partido liberal FPD y los Verdes, que se rompieron en la madrugada del lunes, la única posibilidad de evitar un regreso a las urnas consistía en reeditar la gran coalición que gobernó el país de 1966 a 1969, entre 2005 y 2009, y luego entre 2013 y 2017.

  

No fue fácil para Schulz renegar los juramentos y promesas que venía formulando desde las elecciones del 24 de septiembre pasado. Sometido desde hace varios días a una intensa presión dentro de su partido, Schulz cedió primero ante la eficaz mediación del presidente Steinmeier, también socialdemócrata, quien durante cuatro horas apeló a su “patriotismo” y a la “responsabilidad” del PSD para hacerlo cambiar de opinión.

  

Luego, la dirección del partido debatió durante ocho horas  —hasta bien avanzada la madrugada—  para decidir si abandonaba sus reservas y aceptaba una negociación con Merkel. El partido “no puede comportarse como un niño caprichoso”, sostuvo el ministro de Justicia, Heiko Maas, miembro influyente de la dirección del SPD.

  

La salida de crisis tampoco será inmediata porque las negociaciones con la alianza CDI-CSU de Merkel serán sin duda largas y difíciles, pues el SPD no está dispuesto a integrar la coalición a cualquier precio. En primer lugar porque está en juego la supervivencia de Schulz como líder del partido. Varios dirigentes cuestionaron su liderazgo durante la agitada reunión del jueves por la noche en la sede del SPD. En el desangelado edificio de la Willy Brandt Haus, en el 140 de la Wilhelmstrasse, de Berlín, algunos dirigentes incluso evocaron abiertamente la hipótesis de una “gran coalición con o sin Schulz.

 

En segundo lugar, Schulz y una corriente importante del partido están dispuestos a participar en el gobierno, pero con un programa de gobierno que incluya medidas sociales profundas, como el aumento de los salarios más rezagados, un ajuste del salario mínimo, el abandono de los mini-jobs, la reforma del sistema de seguro de desempleo, un plan de construcción de viviendas para estudiantes y empleados de bajos recursos, y una política más efectiva de defensa del medio ambiente, incluyendo un rápido abandono del carbón como fuente de energía.

  

Algunos líderes socialdemócratas, como el ambicioso ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, insinuaron el paso atrás de ambos líderes. Pero la democracia cristiana hizo saber rápidamente que “Merkel es intocable”.

  

Las discusiones concretas sobre un programa de gobierno no podrán comenzar hasta principios de diciembre y, teniendo en cuenta las fiestas, es posible que prosigan hasta fin de enero. Pero ahí no terminará el suspenso, pues Schulz anunció que convocará una votación interna del SPD para que los militantes decidan si están dispuestos a sellar de nuevo una Grosse Koalition con el bloque conservador de Angela Merkel.

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